martes, 24 de noviembre de 2015

José Antonio, el mismo



José Antonio, el mismo a quien la derecha que hoy se pretende «civilizada» calificó de «franciscanista» (y a su partido de «funeraria española») por no entrar al trapo en la dialéctica puñetera y pistoleril de las turbas prosoviéticas.


José Antonio, el mismo que, cuando fue diputado, eligió su escaño algo distante de la derecha y cerca del grupo socialista. Toda una declaración de principios: sería interesante saber, en la actual etapa democrática, qué traseros han desfilado por ese escaño.


José Antonio, el mismo que admiró y criticó a un tiempo la obra de dos dictadores (su padre y el Duce), a la vez que descubría en el movimiento libertario y el socialismo democrático las dos fuerzas que él deseaba canalizar para su sugestivo proyecto de vida en común. Como también tenía claro qué sectores llevaban en su seno la destrucción de la armonía civil: la ultraderecha y el bolchevismo.


José Antonio, el mismo que, lejos de saineteros tejemanejes involucionistas, prefería confiar en que Azaña o Prieto diesen un golpe de timón y no desaprovechasen la oportunidad de yugular el desorden establecido.


José Antonio, el mismo que cuando pensó en la necesidad de una intervención militar lo hizo teniendo como referencia la acción de don Miguel, pacificadora, altruista y consciente de su personalidad.


José Antonio, el mismo que, al darse cuenta de la situación provocada tras el alzamiento (recibido de modo muy distinto a la anterior dictadura), desde su cautiverio y simultáneamente al ala centrista de la República, intentó gestiones para detener la nunca deseada guerra civil y llegó a proponer, sacrificando la propia ortodoxia de su proyecto, un Gobierno de concentración nacional claramente centroizquierdista, donde su maestro Ortega sería el encargado de educar a los hijos de quienes hoy se mataban.



José Antonio. el mismo que jamás abdicó de su condición extremista. Pero un extremismo sin anteojeras de derechas o izquierdas. un extremismo centrado y abierto a todos. Heredero de las ansias regeneracionistas del 98 y del análisis vertebrador de Ortega. Coetáneo del inconformismo personalista del francés Mounier, del planismo neosocialista del belga De Man, de la revolución aristocrática del alemán Junger. Anticipador de los actuales movimientos de tercera posición europeos e iberoamericanos.


José Antonio. el mismo a quien unos estudios de prospectiva realizados por sesudos profesores yanquis (algunos hasta premios Nobel) señalan como profeta de la alternativa que, en el siglo XXI, redimirá a España del inminente 98...


Por Fernando Márquez


Fuente: Diario ABC, 20-11-1986

No hay comentarios:

Publicar un comentario